sábado, 15 de junio de 2013

Los generadores de contenidos vs. los consumidores de contenidos

Desde que comencé a acceder regularmente a Internet allá por 2001 que tengo la buena costumbre de aportar contenido. He creado varios blogs de diferentes temáticas, he colaborado con otros tantos, he añadido información a artículos de la Wikipedia... El tema es que como me gusta escribir y compartir mis conocimientos -que sean muchos o pocos, eso es harina de otro costal-, para mí Internet es un lugar maravilloso para ello. Además, todo hay que decir que este trabajo totalmente altruista me ha permitido acceder a otros trabajos que sí estaban renumerados, así que mejor aun.

Sin embargo, muy de vez en cuando pienso que mucha gente no entiende esta actitud de aportar sin esperar nada a cambio, algo en lo que me reafirmo cuando algún amigo se mofa de que una persona pueda "perder" su tiempo en un blog, comentando en un periódico o dando su opinión sobre un producto en una tienda. En concreto, el otro día conversaba con unos amigos a raíz de que estoy actualizando la página de un colega que trabajaba conmigo, algo por lo cual puedo cobrar x dinero si se cumplen unos objetivos, y parecía que les resultaba chocante la posibilidad de que "en un mes, si ese chaval te echa, se queda con tus textos". No quiero desviarme del tema explicando por qué esto no tendría gran importancia, sino enfatizar en que hay personas a las que les llama la atención que puedas dar tus textos a una página que no es tuya, que otra se va a quedar con "tus textos".

A mí esto me hace gracia, sinceramente. Y me preocupa también, ya puestos. Porque si algo me fastidia de Internet, es que de cada 100 personas, solo 1 aporta contenido y las otras 99 se dedican a consumirlo -es una estadística propia, inventada a ojo de buen cubero, que conste. Y encima sacan pecho por ello, se enorgullecen de no tener que pagar dinero por una enciclopea "porque todo está en la Wikipedia", que si tienen una duda sobre un producto "lo buscas en Google y seguro que encuentras información"... Parece que las cosas están ahí por arte de magia, cuando en realidad detrás hay personas que son las que se lo curran escribiendo todos esos textos. Fijémonos en este blog, sin ir más lejos, que yo lo hago sin ánimo de lucro y por lo que un simple comentario, aunque sea dándome las gracias... joder, pues ya anima un poco, pero que recibe comentarios de uvas a peras.

De todo esto también me acuerdo cuando un cliente se preocupa por su reputación online, que yo pienso "no te preocupes, lo más seguro es que encuentres un par de comentarios sobre tu marca y de aquí a que vuelva a haber otros, pasarán meses". Es absurdo preocuparse por ello. ¡No me diréis que no! La tremenda  mayoría de internautas no aportan contenido, así que difícilmente una empresa va a encontrarse regularmente con contenido sobre ella. Algo muy grave tiene que haber pasado para que uno de esos usuarios superen su pasividad y se atrevan a publicar un comentario. Eso o que, casualidades de la vida, ese triste 1 % de los internautas haya sido consumidor tuyo y quiera decir algo, positivo o negativo. Para colmo, las famosas redes sociales -o sea, Facebook y, si acaso, Tuenti- están cerradas por cuestiones de privacidad, así que aunque alguien se anime a decir algo, lo más seguro es que no te enterarás a menos que seas Barak Obama.

La verdad es que una situación bastante triste. Una gran mayoría de usuarios consumiendo los contenidos creados por unos pocos quienes, irónicamente, son considerados unos "unos frikis" por dedicar su tiempo a ello. Pero bueno, ¿cuál es la alternativa? Podemos dejar de aportar contenido, pero lo más seguro es que los depredadores de contenidos ni se den por alertados. Entonces, ¿tal vez podemos cobrar para dar acceso a los contenidos? Ojalá, pero lo más seguro es que nadie pagaría porque, ey, es que en Internet "todo es gratis". Lo dicho, ¡muy triste!

No hay comentarios:

Publicar un comentario